No tengo muy claro cual fue la chispa que hizo que la maquinaria se empezara a mover, yo creo que fue un conjunto de factores y seguramente alguna que otra borrachera, los que acabaron desencadenando una de las historias más locas y divertidas que jamás he vivido… aunque Iván me asegura que todo se inició tras un viaje a Salas de los Infantes, donde, tras el encierro a las 7 de la mañana, queman los periódicos… pero el Pollo me dice que ese año habían ido a San Fermines y que allí se les ocurrió la idea…
Fuera como fuera, el caso es que la colaboración, el trabajo y la ilusión de varias peñas hicieron que Autilla disfrutara de unos encierros míticos. Hay que explicar que cuando uno piensa en encierros, evidentemente, se imagina a las típicas vaquillas corriendo por un circuito cerrado mientras los mozos intentan esquivarlas. Y más o menos eso fue lo que hicimos, aunque con algunas diferencias.
Evidentemente el presupuesto del pueblo no daba para llevar vaquillas de verdad… pero, ¿eso es un obstáculo para unos autillanos? Ni mucho menos. Así que, para empezar, nos creamos nuestras propias vaquillas.
Cada Vaquilla estaba formada por: una carretilla de mano con un palo bien sujeto en el frontal y a cada extremo del palo un cuerno, de los que había por la peña El Matadero, bien atado… vamos que cuando estaba acabada parecía un auténtico Vitorino jajajaja El problema es que las Vaquillas por si solas no eran capaces de moverse… pero claro, enseguida salieron voluntarios que se prestaban como conductores.
Miembros de las peñas Gallinero y Matadero, montando una de las vaquillas participantes. |
Solucionado el problema de las vaquillas, el resto era coser y cantar. Se dio publicidad al encierro, se explicó a la gente que había que llevar un pañuelo al cuello además de periódicos o revistas, se compraron fuegos de artificio para dar los chupinazos de aviso y se colocó al principio del recorrido, una muñeca para que hiciera de de San Fermín.
Finalmente, había que buscar un recorrido… pero eso también tenía fácil solución: las Vaquillas salían de la peña El Matadero y se dirigían hasta nuestro querido Gallinero, donde descansaban hasta el día siguiente.
El primer encierro fue a altas horas de la noche (creo recordar que a las 5 de la mañana, justo después de la verbena) y el éxito fue bastante grande… mucha gente corrió y mucha otra se acercó a ver qué era eso de las vaquillas que les habían comentado.
El encierro consistía en:
Se escuchaban los cohetes dando los avisos… después los corredores, ataviados con su pañuelo y su periódico cantan a la muñeca 3 veces:
“A la muñeca venimos por ser nuestro patrón
Nos guíe en el encierro, dándonos su bendición”
Y una vez acabado el cántico/oración… se lanzaba un chupinazo de salida y se soltaba a las reses. Acabado el recorrido, se encerraban las vaquillas en el Gallinero, donde sacábamos la manguera que teníamos por aquel entonces… y regábamos a todo el que andaba por allí cerca.
Kiko conduciendo una vaquilla con Alfredo recibiéndola a porta gayola... |
Todo muy divertido y con mucho éxito, tanto, que al día siguiente hubo más de una persona que solicitó que a ver si se podía adelantar la hora de las vaquillas para que los niños y los mayores que se iban pronto a la cama, pudieran ver tan maravilloso espectáculo.
Durante los días siguientes, por la tarde se reparaban las vaquillas de los desperfectos que sufrían en cada encierro y por la noche… vuelta a empezar, cada vez con más valientes corredores y más espectadores disfrutando del espectáculo.
Pero como suele pasar, la diversión se nos acabó escapando de las manos y si por algo son recordadas las Vaquillas de Autilla, fueron por su alto grado de siniestralidad… creo que hubo más heridos que en los San Fermines de ese mismo año. Todos los días, después de cada encierro, al menos una persona tenía que bajar al hospital: esguinces, hematomas, heridas… pocos fueron los que participaron en dichos encierros y salieron completamente ilesos. Ese fue el problema de hacerlos a altas horas, ya que el grado de alcohol en los participantes y de las vaquillas, era considerable y eso tuvo sus consecuencias jejeje
Claro, que la palma se la lleva Carlitos TEDAX (de la peña El Matadero), el encargado de lanzar los chupinazos de aviso. Un día tuvo un descuido con el cigarro que usaba para prender la mecha y se encendieron varios cohetes que llevaba en la mano… el resultado fue de quemaduras de bastante importancia en la mano, que acabó totalmente vendada y como una morcilla. Fue un buen susto y afortunadamente Carlitos se acabo recuperando sin mayores problemas.
Tengo que agregar que el día después del percance de Carlitos (Beloki 3º), es uno de los días que más me he reído en mi vida… pero eso, sería otra historia.
La mejor conclusión que saco yo de toda esta aventura, es que cuando colaboramos entre todos, salen cosas muy curiosas, divertidas y entretenidas… la peor es que somos unos abultos de cuidado y muy borrachos jajajajaja
Miembros del Matadero y del Gallinero con varias de las vaquillas participantes... |
Pues esta es la historia que ocurrió hace 10 años… los que la conocierais y vivierais en vuestras carnes, seguro que os han venido muchos recuerdos a la memoria y os ha invadido la nostalgia, como me ha pasado a mí… los que no sabíais la historia, quizás os hagáis una idea, pero lo más probable es que os quedéis cortos, porque aquello fue MUY GRANDE.
GRACIAS A TODOS LOS QUE LA HICISTEIS POSIBLE …
¡¡¡VIVAN LAS VAQUILLAS DE AUTILLA!!!!
Un abrazo: Chato
Pd.- Mil gracias al Pollo por las fotos y la información que no recordaba (el año, por ejemplo)… eres un crack