Buenas a tod@s:
Tras mucho tiempo sin escribir por aquí volvemos, porque el momento y la noticia lo merece.
Como la mayoría ya sabeís, la peña El Gallinero, este año, cambia de garito.
Han sido 18 años en el mismo local, pero al hacerse mayor de edad (y sospechamos que influenciado por los consejos de nuestros archienemigos y hermanos "Los Sementales") ha dedicido cambiar y convertirse en algo más decente, se ha buscado una familia encantadora y ha evolucionado hacía la madurez que a nosotros nos falta pasando de ser un local medio caído a una gran casa.
Nosotros por el contrario hemos vuelto a nuestra adolescencia, a los años en los que buscar local era una aventura y nunca sabías si ibas a tener que hacer la peña en un remolque, en una caseta de obras o si finalmente conseguirías que alguien te dejase algo más decente.
Y en esas andamos, pero sobre el futuro local ya os hablaremos otro día, porque hoy lo que queremos es hacer un homenaje a nuestro mítico garito, ese que nos dio el nombre, con el que hemos crecido (sobretodo a lo ancho) y que tantos buenos momentos nos ha dado:
Esa hierba que se transformaba en selva cada año, ese techo que cada año se caía un poquito más pero que resistió hasta el final, esa oveja que vivió unos días dentro, el sinca del Lora del que hay leyendas míticas no aptas para todos los públicos, el chill-out, chuky, el letrero de Fanta, esa noche que llevamos un frigo desde Los Sementales, el misterioso hombre que durmió allí una noche de fiestas y que huyó a la mañana siguiente sin dar la cara, El Ciervo, Las Meninas, el saxofón del Miran, la canasta, los corchopanes, las fiestas ibicencas... amores, desamores, amigos, tipos pesados o graciosos, amagos de pelea... y alcohol, mucho alcohol y otras cosas... en resumen, la vida, nuestra vida ha pasado por ese local, que ya no existe... pero siempre recordaremos.
Gracias por todo garito, ha sido un placer... ahora, toca seguir avanzando.
Un abrazo: Chato